Las precauciones más importantes para proteger nuestros ojos de la radiación solar son:

• Realizar un control anual con el especialista, o más frecuente si es necesario.

• Nunca mirar directamente al sol con los ojos (ni siquiera con gafas de sol ni en días nublados).

• Evitar largas exposiciones al sol, tanto en la playa como en las zonas de montaña o de interior.

• Tener cuidado de que no entren cremas protectoras para la piel en el interior del ojo.

• No tomar el sol mientras se llevan puestas lentes de contacto, o bien hacerlo habiéndose asegurado previamente de que son lentes con filtro para rayos UV de buena calidad. Aun así, en caso de tomar el sol, hacerlo siempre con los ojos cerrados, incluso si se llevan las gafas puestas.

• Utilizar lentes de protección homologadas que bloqueen el 100% de los rayos UV, durante los días y las horas en que la luz solar sea intensa. Tanto si se trata de lentes correctoras como si son gafas de sol, deben tener filtro UV de calidad suficiente. Las gafas oscuras sin filtro o que presenten un filtro de mala calidad pueden ser incluso contraproducentes, ya que pueden hacer que el ojo presente una dilatación pupilar y sea más sensible a la radiación por una mayor entrada de rayos UV.

PROTECCIÓN TAMBIÉN EN EL AGUA

Al tomar baños en piscinas, procurar el uso de gafas protectoras ya que el cloro del agua de muchas piscinas puede causar irritación que hará que los ojos sean más sensibles a la radiación solar; también el agua de piscinas puede ser vehículo de infecciones oculares, que suelen aumentar hasta un 20% en verano.

En verano es de suma importancia el cuidado y la higiene de las lentillas. Se aconseja evitar nadar con las lentillas puestas, o bien si se hace que sea usando lentillas desechables de un solo uso.

Al realizar deportes al aire libre, es de especial importancia la protección de los ojos por la posibilidad de lesiones oculares, a partir de traumatismos, por la propia irradiación o por la combinación de ambos factores.

Mantener siempre limpios los párpados y zonas próximas a los ojos, de restos de polvo o arena o de secreciones.

En caso de conjuntivitis, visión borrosa, dolor, sensación de cuerpo extraño, sensación de arena, lagrimeo, picazón, enrojecimiento, sensibilidad a la luz, legañas excesivas, inflamación o cualquier otra molestia ocular, se recomienda acudir al oftalmólogo.  Debe evitarse el uso de cualquier colirio que no haya sido recetado por el médico.